Andar, mapear, abrir puertas
Conexión El Calvario-Casco
Una condición indispensable para que la ciudad sea sustentable es que se pueda caminar de manera cómoda, segura. Que sea accesible para todos. Otra es que sea mezclada, no sólo en sus usos –residencias, comercios, oficinas, espacios y equipamientos públicos–, sino también socialmente. ¿Otra condición?, que logre un equilibrio con lo que ella todavía tiene de natural: cursos de agua, espacios verdes, arbolado, diversidad biológica. Aunque suene obvio hay que decirlo: ¡que se pueda respirar, que tenga aire limpio! Pero también en sentido metafórico: que la oferta sea tan diversa que den ganas de vivir en ella, de día y de noche. Esas “ganas de vivir en ella” nos lleva a un deseo adicional: que sea lúdica.
Con ese deseo y esas ideas realizamos en noviembre de 2018 ocho talleres con niños y niñas de 4to, 5to y 6to grados de las escuelas municipales María May (El Calvario) y Juan Manuel Cajigal (casco). Hicimos recorridos y construimos con cada grupo estos grandes mapas colectivos. “Abrimos puertas” para conectarnos con la ciudad de todos los días y con la que deseamos para mañana. ¿Por qué con niños?, porque son actores fundamentales para la transformación urbana, para integrarla y hacerla más justa. Un proceso de aprendizaje que pasa por despertar la sensibilidad y estimular el empoderamiento.
Andar, mapear, abrir puertas es una nueva experiencia de MAPEA, colectivo que se conformó a partir de la visión y convocatoria de Natalya Critchley –artista británica que reside en Venezuela desde hace 30 años–. La primera experiencia fue en el 2015, con la exposición Oficina de Turismo San Agustín del Sur en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, que permitió establecer una metodología que combina varios verbos: andar, sentir, reflexionar, mapear, actuar. Un trabajo plástico con niños y adolescentes de escuelas que se conectan con espacios culturales con los que inexplicablemente no hay vínculo.
En está ocasión se estableció un puente escuela-galería, pero también entre el barrio y el casco. Y una conexión aún más potente con un hito cultural que ya tiene cuatro años, El Calvario Puertas Abiertas. Esta exposición, como las anteriores de Natalya y MAPEA, se inscribe en ese llamado de atención sobre el reconocimiento de nuestros barrios –que albergan poco más de la mitad de la población de Caracas en apenas una cuarta parte del territorio urbano– como parte fundamental de la ciudad.
En estos trazos y colores se aprecia lo sinuoso y lo cuadriculado en un mismo lienzo. Lo que está contenido y lo que se desborda. Lo verde, salpicado por todas partes. Detrás de la belleza plástica de estos trabajos, donde lo individual se conecta en una energía colectiva –tal y como producimos la ciudad–, queda una experiencia que nos interroga, a veces desde lo obvio: ¿si la mayoría en la ciudad se mueve a pie, por qué el espacio de los vehículos es tan amplio y el de los caminantes tan estrecho?, ¿por qué la mayoría de los cruces peatonales no tienen rampas?; ¿por qué dejamos crecer la vegetación silvestre sin prestarle atención para después arrasarla, por qué no la tratamos como un jardín?; ¿por qué los barrios, la mayoría de las veces, no aparecen en los mapas?; ¿por qué tantos parques están cerrados?; ¿por qué la ciudad no es aula abierta permanente para las escuelas?, ¿por qué tanto encierro?
Esta breve exposición –esta inmersión intensiva– desborda esta sala-contenedor y comparte protagonismo con las calles de El Calvario este 22 de diciembre, como parte de la cuarta edición de El Calvario Puertas Abiertas. Cada mapa muestra su singularidad –la de lo irrepetible–, pero todos “respiran” cerca del trabajo plástico de Natalya Critchley, generadora de este proyecto, quien se asoma con sutileza en este resultado de formas, texturas y colores. Un paisaje sensible que al transitarlo con la mirada nos acoge e invita a andar la ciudad con nuevos ojos.
Créditos
Taller: Natalya Critchley, Cheo Carvajal, Mónica Santander, Yoandy Medina
Video: Andrés Catalano
Diseño gráfico: Diana Chollett
Montaje: MAPEA, Edgar Marquez, Franklin Garcia
[…] Versión en español […]
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Querida profesora Critchley: Mi disculpas si interrumpo sus ocupaciones.
Hace varios años, me regalarón una pieza píctorica que guardé, pues, por su gran tamaño, no pude colgar en mi reducido apartamento..
La pieza es de técnica mixta sobre tela, mide 245 Cms. por 145 Cms., y observo en lo que puede ser: la firma del autor, aparece un escrito como se ve en una de las pobres fotografías de la misma que adjunto (leo: “Natalya”).
Agradezco infinitamente, si reconoce tal pieza y si es suya me comente, y si no es, me perdone si la ofendí, dada su reconocida calidad de artista visual y su distinguida trayectoria como docente, promotora del arte y del desarrollo social.
Soy un abogado retirado que vivo en Caribe, Edo. Vargas, Ven. (La Guaira), y tengo una modesta colección de pinturas de abstracción.
Estimo su comentarios y saludos.
S.S. Jesús Esteban Hernández
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